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Saludo

Bendición

sábado, 25 de marzo de 2023

Vísperas +

 Primeras vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio. 

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 


HIMNO


Insigne defensor de nuestra causa,

Señor y Salvador del pueblo humano,

acoge nuestras súplicas humildes,

perdona nuestras culpas y pecados.


El día con sus gozos y sus penas

pasó dejando huellas en el alma,

igual que nuestros pies en su camino

dejaron en el polvo sus pisadas.


No dejes de mirarnos en la noche,

dormida nuestra vida en su regazo;

vigila el campamento de los hombres,

camino de tu reino ya cercano.


Ahuyenta de tu pueblo la zozobra,

sé nube luminosa en el desierto,

sé fuerza recobrada en el descanso,

mañana y horizonte siempre abierto.


Bendice, Padre santo, la tarea

del pueblo caminante en la promesa;

llegados a Emaús, tu Hijo amado

nos parta el pan y el vino de la cena. Amén.


SALMODIA


Ant. 1. Pondré mi ley en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


Salmo 140, 1-9


ORACIÓN ANTE EL PELIGRO

El humo del incienso subió a la presencia de Dios, de mano del ángel, en representación de las oraciones de los santos. Ap 8, 4)


Señor, te estoy llamando, ven de prisa,

escucha mi voz cuando te llamo.

Suba mi oración como incienso en tu presencia,

el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde.


Coloca, Señor, una guardia en mi boca,

un centinela a la puerta de mis labios;

no dejes inclinarse mi corazón a la maldad,

a cometer crímenes y delitos;

ni que con los hombres malvados

participe en banquetes.


Que el justo me golpee, que el bueno me reprenda,

pero que el ungüento del impío no perfume

mi cabeza;

yo opondré mi oración a su malicia.


Sus jefes cayeron despeñados,

aunque escucharon mis palabras amables;

como una piedra de molino, rota por tierra,

están esparcidos nuestros huesos a la boca de

la tumba.


Señor, mis ojos están vueltos a ti,

en ti me refugio, no me dejes indefenso;

guárdame del lazo que me han tendido,

de la trampa de los malhechores.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant.Pondré mi ley en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


Ant. 2. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.


Salmo 141


ORACIÓN DEL HOMBRE ABANDONADO: TÚ ERES MI REFUGIO

Todo lo que describe el salmo se realizó en el Señor durante su pasión. (S. Hilario)


A voz en grito clamo al Señor,

a voz en grito suplico al Señor;

desahogo ante él mis afanes,

expongo ante él mi angustia,

mientras me va faltando el aliento.


Pero tú conoces mis senderos,

y que en el camino por donde avanzo

me han escondido una trampa.


Me vuelvo a la derecha y miro:

nadie me hace caso;

no tengo adónde huir,

nadie mira por mi vida.


A ti grito, Señor;

te digo: «Tú eres mi refugio

y mi heredad en el país de la vida.»


Atiende a mis clamores,

que estoy agotado;

líbrame de mis perseguidores,

que son más fuertes que yo.


Sácame de la prisión,

y daré gracias a tu nombre:

me rodearán los justos

cuando me devuelvas tu favor.


Ant. Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.


Ant. 3. A pesar de ser Hijo, aprendió en sus padecimientos la obediencia.


Cántico Flp 2,6-11


CRISTO, SIERVO DE DIOS, EN SU MISTERIO PASCUAL


Cristo, a pesar de su condición divina,

no hizo alarde de su categoría de Dios,

al contrario, se anonadó a sí mismo,

y tomó la condición de esclavo,

pasando por uno de tantos.


Y así, actuando como un hombre cualquiera,

se rebajó hasta someterse incluso a la muerte

y una muerte de cruz.


Por eso Dios lo levantó sobre todo

y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se

doble

en el cielo, en la tierra, en el abismo

y toda lengua proclame:

Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.


Ant. A pesar de ser Hijo, aprendió en sus padecimientos la obediencia.


LECTURA BREVE 1Pe 1, 18-21 


Ya sabéis con qué os rescataron: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha. Ya de antes de la creación del mundo estaba él predestinado para eso; y al fin de los tiempos se ha manifestado por amor a vosotros. Por él creéis en Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo glorificó. Así vuestra fe y esperanza se centran en Dios. 


RESPONSORIO BREVE  


V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti. 

R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti. 


V. Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos. 

R. Porque hemos pecado contra ti. 


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 

R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti. 


CÁNTICO EVANGÉLICO


Ant. El Padre, que ha resucitado a Cristo de entre los muertos, nos vivificará; su Espíritu habita en nosotros. 


Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55


ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR


Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.


Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

como lo había prometido a nuestros padres

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.


Gloría al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Padre, que ha resucitado a Cristo de entre los muertos, nos vivificará; su Espíritu habita en nosotros. 


PRECES 


Glorifiquemos a Cristo, el Señor, que ha querido ser nuestro Maestro, nuestro ejemplo y nuestro hermano, y supliquémosle, diciendo:

Renueva, Señor, a tu pueblo. 


Cristo, hecho en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado, haz que nos alegremos con los que se alegran y sepamos llorar con los que están tristes, 

para que nuestro amor crezca y sea verdadero. 


Concédenos saciar tu hambre en los hambrientos 

y tu sed en los sedientos. 


Tú que resucitaste a Lázaro de la muerte, 

haz que, por la fe y la penitencia, los pecadores vuelvan a la vida cristiana. 


Haz que todos, según el ejemplo de la Virgen María y de los santos, 

sigan con más diligencia y perfección tus enseñanzas. 


Se pueden añadir algunas intenciones libres.


Concédenos, Señor, que nuestros hermanos difuntos sean admitidos a la gloria de la resurrección 

y gocen eternamente de tu amor. 


Pidamos a nuestro Padre que nos dé la fuerza que necesitamos para no caer en la tentación: Padre nuestro. 


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


 Oración 


Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 


V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

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