Custodia

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Saludo

Bendición

jueves, 9 de marzo de 2023

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 Nona

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

HIMNO


Ojos de aquel publicano

hasta la tierra caídos,

el Dios de la luz os mira,

miradle con regocijo.


Mano que pide clemencia

hiriendo el pecho contrito,

el Señor te abre la puerta

de su pecho compasivo.


Lengua que en bajo murmullo

dices tu dolor sentido,

el Juez que sabe juzgar

ha escuchado complacido.


Padre del octavo día,

glorioso siendo propicio,

perdónanos, purifícanos,

por el honor de tu Hijo. Amén.


O bien:


Cada tarde se nos van los días,

y cada tarde el tiempo pasa;

se acaba nuestra vida cada tarde

y miramos la muerte más cercana.


Déjame todavía gozar el milagro

de tu luz, de tu sol, de tus albas;

déjame gozar el milagro de sentirme vivo

y de nacer para ti cada mañana.


Déjame, Señor, gozar de tu milagro

al llegar una vez más la tarde mansa,

porque tú eres el Dios de nuestras horas,

el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.


SALMODIA


Ant.  Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.


Salmo 125


DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA

Como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo. (2Co 1, 7)


Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.


Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.


Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.


Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.


Salmo 126


EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS

Sois edificación de Dios. (1Co 3,9)


Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.


Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!


La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.


Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.


Salmo  127


PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO

«Que el Señor te bendiga desde Sión», es decir, desde su Iglesia. (Arnobio)


¡Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos!


Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien;

tu mujer, como una vid fecunda,

en medio de tu casa;


tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa:

ésta es la bendición del hombre

que teme al Señor.


Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida;

que veas a los hijos de tus hijos.


Ant.  Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.


LECTURA BREVE Hb 10, 35-36 


No perdáis vuestra confianza. Ella lleva en sí una gran recompensa. Tenéis necesidad de constancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, podáis alcanzar la promesa. 


V. Mi sacrificio es un espíritu contrito. 


R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias. 


Oremos


Dios nuestro, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti nuestros corazones, para que, inflamados por el fuego de tu Espíritu, permanezcamos firmes en la fe y seamos diligentes para hacer el bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 


V. Bendigamos al Señor.

R. Demos gracias a Dios.


 

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