San Pío de Pietrelcina, presbítero
Semana I del salterio
Lunes, 23 de septiembre - Ciclo B
Completas
Invocación inicial
†
Se hace la señal de la cruz mientras se dice:
℣. Dios mío, ven en mi auxilio.
℟. Señor, date prisa en socorrerme.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
℟. Como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Examen de conciencia
Hermanos: Llegados al fin de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos humildemente nuestros pecados.
Todos examinan en silencio su conciencia. Después se prosigue con una de las fórmulas siguientes:Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
Si preside la celebración un ministro, él solo dice la conclusión siguiente; en caso contrario, la dicen todos:
℣. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna
℟. Amén.
Himno
me llevas de la mano
al puerto más cercano,
al agua más serena.
El corazón se llena,
Señor, de tu ternura;
y es la noche más pura
y la ruta más bella
porque tú estás en ella,
sea clara u oscura.
La noche misteriosa
acerca a lo escondido;
el sueño es el olvido
donde la paz se posa.
Y esa paz es la rosa
de los vientos. Velero,
inquieto marinero,
ya mi timón preparo
-tú el mar y cielo claro-
hacia el alba que espero.
Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.
Salmodia
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Salmo 85: Oración de un pobre ante las adversidadesque soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;
porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»
Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.
Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu gran piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.
Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.
Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.
Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.
Lectura Breve
Responsorio
Cántico Evangélico
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
†
Se hace la señal de la cruz mientras se dice:
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
Oración
Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino, que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy, crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
†
Se hace la señal de la cruz mientras se dice:
℣. El señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una muerte santa.
℟. Amén.
Se canta o se dice una de las siguientes antífonas marianas:
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
O bien:
Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu Santo Creador, y permaneces siempre Virgen.
Recibe el saludo del ángel Gabriel y ten piedad de nosotros pecadores.
O bien:
Alégrate, Virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, oh hermosa doncella, ruega a Cristo por nosotros.
O bien:
Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen, gloriosa y bendita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario