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Saludo

Bendición

miércoles, 26 de abril de 2023

Vísperas +

 Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio. 

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).

HIMNO


Hoy rompe la clausura

del surco empedernido

el grano en él hundido

por nuestra mano dura;

y hoy da su flor primera

la rama sin pecado

del árbol mutilado

por nuestra mano fiera.


Hoy triunfa el buen Cordero

que, en esta tierra impía,

se dio con alegría

por el rebaño entero;

y hoy junta su extraviada

majada y la conduce

al sitio en que reluce

la luz resucitada.


Hoy surge, viva y fuerte,

segura y vencedora,

la Vida que hasta ahora

yacía en honda muerte;

y hoy alza del olvido

sin fondo y de la nada

al alma rescatada

y al mundo redimido. Amén.


SALMODIA


Ant.  1.  Vuestra tristeza se convertirá en gozo. Aleluya.


Salmo 125


DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA

Como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo. (2Co 1, 7)


Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares.


Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres.


Que el Señor cambie nuestra suerte

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares.


Al ir, iban llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelven cantando,

trayendo sus gavillas.


Ant.  Vuestra tristeza se convertirá en gozo. Aleluya.


Ant. 2.  Ya vivamos, ya muramos, del Señor somos. Aleluya


Salmo 126


EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS

Sois edificación de Dios. (1Co 3, 9)


Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.


Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

los que coméis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!


La herencia que da el Señor son los hijos;

una recompensa es el fruto de las entrañas:

son saetas en mano de un guerrero

los hijos de la juventud.


Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

no quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.


Ant.  Ya vivamos, ya muramos, del Señor somos. Aleluya


Ant. 3.  De él todo procede, por él existe todo, en él todo subsiste: a él la gloria por los siglos. Aleluya.


Cántico Cf. Col 1, 12-20


HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS


Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir

la herencia del pueblo santo en la luz.


Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,

por cuya sangre hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.


Él es imagen de Dios invisible,

primogénito de toda creatura;

pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles,

Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;

todo fue creado por él y para él.


Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,

y así es el primero en todo.


Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:

haciendo la paz por la sangre de su cruz

con todos los seres, así del cielo como de la tierra.


Ant. De él todo procede, por él existe todo, en él todo subsiste: a él la gloria por los siglos. Aleluya.


LECTURA BREVE Hb 7, 24-27 


Jesús, como permanece para siempre, tiene un sacerdocio eterno. De aquí que tiene poder para llevar a la salvación definitiva a cuantos por él se vayan acercando a Dios, porque vive para siempre para interceder por ellos. Y tal era precisamente el sumo sacerdote que nos convenía: santo, sin maldad, sin mancha, excluido del número de los pecadores y exaltado más alto que los cielos. No tiene necesidad, como los sumos sacerdotes, de ofrecer víctimas cada día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo una vez por todas, ofreciéndose a sí mismo.


RESPONSORIO BREVE


V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.


V. Al ver al Señor.

R. Aleluya, aleluya.


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.


CÁNTICO EVANGÉLICO


Ant. Todos los que el Padre me ha dado vendrán a mí, y a los que vengan a mí yo no los echaré fuera. Aleluya.


Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55


ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR


Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.


Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

como lo había prometido a nuestros padres

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.


Gloría al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todos los que el Padre me ha dado vendrán a mí, y a los que vengan a mí yo no los echaré fuera. Aleluya.


PRECES


Oremos a Cristo, que resucitó de entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre, y digámosle:

Cristo, que vives por siempre para interceder por los hombres, escucha nuestra oración.


Acuérdate, Señor, de los que se han consagrado a tu servicio,

que sean para tu pueblo ejemplo de santidad.


Concede, Señor, el espíritu de justicia a los que gobiernan las naciones

y haz que trabajen en bien de la paz, para que todos podamos vivir según tu ley.


Concede la paz a nuestros días 

y multiplica los bienes de la tierra, para que los pobres puedan gozar de las riquezas de tu bondad.


Se pueden añadir algunas intenciones libres.


Cristo salvador, que con tu triunfo has iluminado el mundo entero y con tu resurrección has dado a los hombres una prenda de su inmortalidad,

concede la luz eterna a nuestros hermanos difuntos.


Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor: Padre nuestro.


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


Oración 


Protege, Señor, a tu pueblo y, ya que le has dado la gracia de la fe, concédele la participación eterna en la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina contigo.


V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

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