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Bendición

viernes, 28 de abril de 2023

Santa Misa y vísperas +

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 Viernes III de Pascua, feria

Vísperas


(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.

R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya


 

Himno


Nuestra Pascua inmolada, aleluya,

es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.


Pascua sagrada, ¡oh fiesta de la luz!,

despierta, tú que duermes,

y el Señor te alumbrará.


Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,

el mundo renovado

canta un himno a su Señor.


Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!

La muerte, derrotada,

ha perdido su aguijón.


Pascua sagrada, ¡oh noche bautismal!

Del seno de las aguas

renacemos al Señor.


Pascua sagrada, ¡eterna novedad!

Dejad al hombre viejo,

revestíos del Señor.


Pascua sagrada. La sala del festín

se llena de invitados

que celebran al Señor.


Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!

Vivamos la alegría

dada a luz en el dolor.


o bien:




Quédate con nosotros,

la noche está cayendo.


¿Cómo te encontraremos

al declinar el día,

si tu camino no es nuestro camino?

Detente con nosotros;

la mesa está servida,

caliente el pan y envejecido el vino.


¿Cómo sabremos que eres

un hombre entre los hombres,

si no compartes nuestra mesa humilde?

Repártenos tu cuerpo,

y el gozo irá alejando

la oscuridad que pesa sobre el hombre.


Vimos romper el día

sobre tu hermoso rostro,

y al sol abrirse paso por tu frente.

Que el viento de la noche

no apague el fuego vivo

que nos dejó tu paso en la mañana.


Arroja en nuestras manos,

tendidas en tu busca,

las ascuas encendidas del Espíritu;

y limpia, en lo más hondo

del corazón del hombre,

tu imagen empañada por la culpa.


o bien:




¿Qué ves en la noche,

dinos centinela?


Dios como un almendro

con la flor despierta;

Dios que nunca duerme

busca quien no duerma,

y entre las diez vírgenes

sólo hay cinco en vela.

¿Qué ves en la noche,

dinos centinela?


Gallos vigilantes

que la noche alertan.

Quien negó tres veces

otras tres confiesa,

y pregona el llanto

lo que el miedo niega.

¿Qué ves en la noche,

dinos centinela?


Muerto lo bajaban

a la tumba nueva.

Nunca tan adentro

tuvo al sol la tierra.

Daba el monte gritos,

piedra contra piedra.

¿Qué ves en la noche,

dinos centinela?


Vi los cielos nuevos

y la tierra nueva.

Cristo entre los vivos,

y la muerte muerta.

Dios en las criaturas,

¡y eran todas buenas! Amén.


o bien:




Porque anochece ya,

porque es tarde, Dios mío,

porque temo perder

las huellas del camino,

no me dejes tan solo

y quédate conmigo.


Porque he sido rebelde

y he buscado el peligro

y escudriñé curioso

las cumbres y el abismo,

perdóname, Señor,

y quédate conmigo.


Porque ardo en sed de ti

y en hambre de tu trigo,

ven, siéntate a mi mesa,

bendice el pan y el vino.

¡Qué aprisa cae la tarde!

¡Quédate al fin conmigo! Amén.


Salmo 134-I: Himno a Dios, realizador de maravillas


Ant: Yo, el Señor, soy tu salvador y tu redentor. Aleluya.


Alabad el nombre del Señor,

alabadlo, siervos del Señor,

que estáis en la casa del Señor,

en los atrios de la casa de nuestro Dios.


Alabad al Señor porque es bueno,

tañed para su nombre, que es amable.

Porque él se escogió a Jacob,

a Israel en posesión suya.


Yo sé que el Señor es grande,

nuestro dueño más que todos los dioses.

El Señor todo lo que quiere lo hace:

en el cielo y en la tierra,

en los mares y en los océanos.


Hace subir las nubes desde el horizonte,

con los relámpagos desata la lluvia,

suelta los vientos de sus silos.


Él hirió a los primogénitos de Egipto,

desde los hombres hasta los animales.

Envió signos y prodigios

-en medio de ti, Egipto-

contra el Faraón y sus ministros.


Hirió de muerte a pueblos numerosos,

mató a reyes poderosos:

a Sijón, rey de los amorreos,

a Hog, rey de Basán,

y a todos los reyes de Canaán.

Y dió su tierra en heredad,

en heredad a Israel, su pueblo.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Yo, el Señor, soy tu salvador y tu redentor. Aleluya.


Salmo 134-II:


Ant: Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. Aleluya.


Señor, tu nombre es eterno;

Señor, tu recuerdo de edad en edad.

Porque el Señor gobierna a su pueblo

y se compadece de sus siervos.


Los ídolos de los gentiles son oro y plata,

hechura de manos humanas:

tienen boca y no hablan,

tienen ojos y no ven,


tienen orejas y no oyen,

no hay aliento en sus bocas.

Sean lo mismo los que lo hacen,

cuantos confían en ellos.


Casa de Israel, bendice al Señor;

casa de Aarón, bendice al Señor;

casa de Leví, bendice al Señor;

fieles del Señor, bendecid al Señor.


Bendito en Sión el Señor,

que habita en Jerusalén.



Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. Aleluya.


Apocalipsis 15, 3-4: Himno de adoración


Ant: Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.


Grandes y maravillosas son tus obras,

Señor, Dios omnipotente,

justos y verdaderos tus caminos,

¡oh Rey de los siglos!


¿Quién no temerá, Señor,

y glorificará tu nombre?

Porque tú solo eres santo,

porque vendrán todas las naciones

y se postrarán en tu acatamiento,

porque tus juicios se hicieron manifiestos.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.


Lectura


Hb 5,8-10

Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de Melquisedec.


V/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

V/. Al ver al Señor.

R/. Aleluya, aleluya.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

R/. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.


Cántico Ev.


Ant: El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.


(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.


Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.


Preces


Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:

Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo

- Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al partir con sus hermanos el pan de vida,

encuentren también ellos en el pan que distribuyen, su alimento y fortaleza

- Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que ande, Señor, como pide la vocación a la que ha sido convocado,

y se esfuerce en mantener la unidad del Espíritu con el vinculo de la paz

- Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor; para que haya paz y concordia entre los pueblos

- Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos, y que nuestros hermanos difuntos, que encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino


Reconociendo que nuestra fuerza para no caer en la tentación se halla en Dios, digamos confiadamente:


Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


Final


Te pedimos, Señor, que ya que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, nos concedas también que el Espíritu Santo, con su amor, nos haga resucitar a una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

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