Custodia

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Saludo

Bendición

jueves, 3 de agosto de 2023

Sexta +

 Jueves, XVII semana del Tiempo Ordinario, feria

Hora Intermedia (Sexta)


(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.

R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya


 

Himno


El trabajo nos urge,

nos concentra y astilla.

Poco a poco, la muerte

nos hiere y purifica.


Señor del universo,

con el hombre te alías.

En nuestra actividad,

tu fuerza cómo vibra.


Señor de los minutos,

intensa compañía.

Gracias por los instantes

que lo eterno nos hilan.


Gracias por esta pausa

contigo en la fatiga.


Contigo hay alegría. Amén.


Salmo 118,17-24: III (Ghimel)


Ant: Ábreme los ojos, Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.


Haz bien a tu siervo: viviré

y cumpliré tus palabras;

ábreme los ojos, y contemplaré

las maravillas de tu voluntad;

soy un forastero en la tierra:

no me ocultes tus promesas.


Mi alma se consume, deseando

continuamente tus mandamientos;

reprendes a los soberbios,

malditos los que se apartan de tus mandatos.


Aleja de mí las afrentas y el desprecio,

porque observo tus preceptos;

aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,

tu siervo medita tus leyes;

tus preceptos son mi delicia,

tus decretos son mis consejeros.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Ábreme los ojos, Señor, y contemplaré las maravillas de tu voluntad.


Salmo 24 - I: Oración por toda clase de necesidades


Ant: Haz, Señor, que camine con lealtad.


A ti, Señor, levanto mi alma;

Dios mío, en ti confío,

no quede yo defraudado,

que no triunfen de mí mis enemigos;

pues los que esperan en ti no quedan defraudados,

mientras que el fracaso malogra a los traidores.


Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,

y todo el día te estoy esperando.


Recuerda, Señor, que tu ternura

y tu misericordia son eternas;

no te acuerdes de los pecados

ni de las maldades de mi juventud;

acuérdate de mí con misericordia,

por tu bondad, Señor.


El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes.


Las sendas del Señor son misericordia y lealtad

para los que guardan su alianza y sus mandatos.

Por el honor de tu nombre, Señor,

perdona mis culpas, que son muchas.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Haz, Señor, que camine con lealtad.


Salmo 24 - II:


Ant: Mírame, oh Dios, y líbrame, que estoy solo y afligido.


¿Hay alguien que tema al Señor?

Él le enseñará el camino escogido:

su alma vivirá feliz,

su descendencia poseerá la tierra.


El Señor se confía con sus fieles

y les da a conocer su alianza.

Tengo los ojos puestos en el Señor,

porque él saca mis pies de la red.


Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí,

que estoy solo y afligido.

Ensancha mi corazón oprimido

y sácame de mis tribulaciones.


Mira mis trabajos y mis penas

y perdona todos mis pecados;

mira cuántos son mis enemigos,

que me detestan con odio cruel.


Guarda mi vida y líbrame,

no quede yo defraudado de haber acudido a ti.

La inocencia y la rectitud me protegerán,

porque espero en ti.


Salva, oh Dios, a Israel

de todos sus peligros.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Mírame, oh Dios, y líbrame, que estoy solo y afligido.


Lectura


Am 5,8

El Señor creó las Pléyades y Orión, convierte las sombras en aurora, el día en noche oscura; convoca las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra; se llama El Señor.


V/. Honor y majestad lo preceden.

R/. Fuerza y esplendor están en su templo.



Oremos:


Dios todopoderoso y eterno, ante ti no existe ni la oscuridad ni las tinieblas; haz, pues, brillar sobre nosotros la claridad de tu luz, para que, guardando tus preceptos, caminemos fielmente por tus sendas con el corazón ensanchado. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

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