Custodia

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Saludo

Bendición

jueves, 10 de agosto de 2023

Nona +

 San Lorenzo, diácono y mártir, fiesta

Hora Intermedia (Nona)


(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.

R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya


 

Himno


Fundamento de todo lo que existe,

de tu pueblo elegido eterna roca,

de los tiempos Señor, que prometiste

dar tu vigor al que con fe te invoca.


Mira al hombre que es fiel y no te olvida,

tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte

para amarte y servirte en esta vida

y gozarte después de santa muerte.


Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa

en este atardecer que se avecina,

serena claridad y dulce brisa

será tu amor que todo lo domina. Amén.


o bien:




Fuerza tenaz, firmeza de las cosas,

inmóvil en ti mismo;

origen de la luz, eje del mundo

y norma de su giro:


Concédenos tu luz en una tarde

sin muerte ni castigo,

la luz que se prolonga tras la muerte

y dura por los siglos. Amén.


o bien:




Se cubrieron de luto los montes

a la hora de nona.

El Señor rasgó el velo del templo

a la hora de nona.

Dieron gritos las piedras en duelo

a la hora de nona.

Y Jesús inclinó la cabeza

a la hora de nona.


Hora de gracia,

en que Dios da su paz a la tierra

por la sangre de Cristo.


Levantaron sus ojos los pueblos

a la hora de nona.

Contemplaron al que traspasaron

a la hora de nona.

Del costado manó sangre y agua

a la hora de nona.

Quien lo vio es el que da testimonio

a la hora de nona.


Hora de gracia,

en que Dios da su paz a la tierra

por la sangre de Cristo. Amén.


Salmo 118,65-72: IX (Teth)


Ant: Más estimo yo los preceptos de tu boca, Señor, que miles de monedas de oro y plata.


Has dado bienes a tu siervo,

Señor, con tus palabras;

enséñame a gustar y a comprender,

porque me fío de tus mandatos;

antes de sufrir, yo andaba extraviado,

pero ahora me ajusto a tu promesa.


Tú eres bueno y haces el bien;

instrúyeme en tus leyes;

los insolentes urden engaños contra mí,

pero yo custodio tus leyes;

tienen el corazón espeso como grasa,

pero mi delicia es tu voluntad.


Me estuvo bien el sufrir,

así aprendí tus mandamientos;

más estimo yo los preceptos de tu boca

que miles de monedas de oro y plata.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Más estimo yo los preceptos de tu boca, Señor, que miles de monedas de oro y plata.


Salmo 55,2-7b.9-14: Confianza en la palabra de Dios


Ant: En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.


Misericordia, Dios mío, que me hostigan,

me atacan y me acosan todo el día;

todo el día me hostigan mis enemigos,

me atacan en masa.


Levántate en el día terrible,

yo confío en ti.


En Dios, cuya promesa alabo,

en Dios confío y no temo:

¿qué podrá hacerme un mortal?


Todos los días discuten y planean

pensando sólo en mi daño;

buscan un sitio para espiarme,

acechan mis pasos y atentan contra mi vida.


Anota en tu libro mi vida errante,

recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío.


Que retrocedan mis enemigos cuando te invoco,

y así sabré que eres mi Dios.


En Dios, cuya promesa alabo,

en el Señor, cuya promesa alabo,

en Dios confío y no temo;

¿qué podrá hacerme un hombre?


Te debo, Dios mío, los votos que hice,

los cumpliré con acción de gracias;

porque libraste mi alma de la muerte,

mis pies de la caída;

para que camine en presencia de Dios

a la luz de la vida.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: En Dios confío y no temo lo que pueda hacerme un mortal.


Salmo 56: Oración matutina de un afligido


Ant: Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.


Misericordia, Dios mío, misericordia,

que mi alma se refugia en ti;

me refugio a la sombra de tus alas

mientras pasa la calamidad.


Invoco al Dios altísimo,

al Dios que hace tanto por mí:

desde el cielo me enviará la salvación,

confundirá a los que ansían matarme,

enviará su gracia y su lealtad.


Estoy echado entre leones

devoradores de hombres;

sus dientes son lanzas y flechas,

su lengua es una espada afilada.


Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria.


Han tendido una red a mis pasos,

para que sucumbiera;

me han cavado delante una fosa,

pero han caído en ella.


Mi corazón está firme, Dios mío,

mi corazón está firme.

Voy a cantar y a tocar:

despierta, gloria mía;

despertad, cítara y arpa;

despertaré a la aurora.


Te daré gracias ante los pueblos, Señor;

tocaré para ti ante las naciones:

por tu bondad, que es más grande que los cielos;

por tu fidelidad, que alcanza a las nubes.


Elévate sobre el cielo, Dios mío,

y llene la tierra tu gloria.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Tu bondad, Señor, es más grande que los cielos.


Lectura


Sb 3,1-2a.3b

La vida de los justos está en manos de Dios y no los tocará el tormento. La gente insensata pensaba que morían, pero ellos están en paz.


V/. Al volver, vuelven cantando.

R/. Trayendo sus gavillas.



Oremos:


Señor Dios nuestro, encendido en tu amor, san Lorenzo se mantuvo fiel a tu servicio y alcanzó la gloria en el martirio; concédenos, por su intercesión, amar lo que él amó y practicar sinceramente lo que nos enseñó. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

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