Custodia

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Saludo

Bendición

jueves, 21 de marzo de 2024

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 Nona


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

HIMNO

Ojos de aquel publicano
hasta la tierra caídos,
el Dios de la luz os mira,
miradle con regocijo.

Mano que pide clemencia
hiriendo el pecho contrito,
el Señor te abre la puerta
de su pecho compasivo.

Lengua que en bajo murmullo
dices tu dolor sentido,
el Juez que sabe juzgar
ha escuchado complacido.

Padre del octavo día,
glorioso siendo propicio,
perdónanos, purifícanos,
por el honor de tu Hijo. Amén.

O bien:

Cada tarde se nos van los días,
y cada tarde el tiempo pasa;
se acaba nuestra vida cada tarde
y miramos la muerte más cercana.

Déjame todavía gozar el milagro
de tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame gozar el milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti cada mañana.

Déjame, Señor, gozar de tu milagro
al llegar una vez más la tarde mansa,
porque tú eres el Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.

SALMODIA

Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

Salmo 125

DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA
Como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo. (2Co 1, 7)

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Salmo 126

EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS
Sois edificación de Dios. (1Co 3,9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Salmo 127

PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
«Que el Señor te bendiga desde Sión», es decir, desde su Iglesia. (Arnobio)

¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!

Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.

Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.

LECTURA BREVE Hb 9, 11-12

Cristo se presentó como sumo sacerdote de los bienes futuros y entró de una vez para siempre en el santuario. Entró a través de una Tienda de Reunión más sublime y perfecta, no fabricada por mano de hombre, es decir, no perteneciente a este mundo. Y entró no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, obteniendo para nosotros una redención eterna.

V. Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Oremos

Señor, atiende a nuestras súplicas y concédenos tu protección, ya que hemos puesto toda nuestra esperanza en tu misericordia; purifícanos de toda mancha de pecado y haz que nos mantengamos en una vida santa, para que lleguemos a recibir la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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