Custodia

Custodia

Saludo

Bendición

jueves, 12 de octubre de 2023

Vísperas +

 Nuestra Señora del Pilar, fiesta

Vísperas


(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.

R/. -Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya


 

Himno


Esa columna sobre la que posa

leve sus plantas tu pequeña imagen,

sube hasta el cielo: puente, escala, guía

de peregrinos.


Cantan tus glorias las generaciones,

todas te llaman bienaventurada,

la roca firme, junto al Ebro enhiesta,

gastan a besos.


Abre tus brazos virginales, Madre,

vuelve tus ojos misericordiosos,

tiende tu manto, que nos acogemos

bajo tu amparo.


Gloria a Dios Padre, creador del mundo,

gloria a Dios Hijo, redentor de todos,

gloria al Espíritu que nos santifica:

al Trino y Uno. Amén.


Salmo 121: La ciudad santa de Jerusalén


Ant: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.


¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la casa del Señor»!

Ya están pisando nuestros pies

tus umbrales, Jerusalén.


Jerusalén está fundada

como ciudad bien compacta.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor,


según la costumbre de Israel,

a celebrar el nombre del Señor;

en ella están los tribunales de justicia,

en el palacio de David.


Desead la paz a Jerusalén:

«Vivan seguros los que te aman,

haya paz dentro de tus muros,

seguridad en tus palacios».


Por mis hermanos y compañeros,

voy a decir: «La paz contigo».

Por la casa del Señor, nuestro Dios,

te deseo todo bien.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.


Salmo 126: El esfuerzo humano es inútil sin Dios


Ant: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.


Si el Señor no construye la casa,

en vano se cansan los albañiles;

si el Señor no guarda la ciudad,

en vano vigilan los centinelas.


Es inútil que madruguéis,

que veléis hasta muy tarde,

que comáis el pan de vuestros sudores:

¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!


La herencia que da el Señor son los hijos;

su salario, el fruto del vientre:

son saetas en manos de un guerrero

los hijos de la juventud.


Dichoso el hombre que llena

con ellas su aljaba:

No quedará derrotado cuando litigue

con su adversario en la plaza.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.


Efesios 1, 3-10: El Dios Salvador


Ant: Me felicitarán todas las generaciones.


Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.


Él nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos santos

e irreprochables ante Él por el amor.


Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.


Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.


Este es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

recapitular en Cristo todas las cosas

del cielo y de la tierra.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Me felicitarán todas las generaciones.


Lectura


Ga 4,4-7

Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.


V/. El Pilar nos preside de día y de noche. En él tenemos nuestra fortaleza.

R/. El Pilar nos preside de día y de noche. En él tenemos nuestra fortaleza.

V/. Él es nuestro guía y nuestro amparo.

R/. En él tenemos nuestra fortaleza.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

R/. El Pilar nos preside de día y de noche. En él tenemos nuestra fortaleza.


Cántico Ev.


Ant: Maria del Pilar, guía para el camino, columna para la esperanza, luz para la vida.


(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.


Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.


Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant: Maria del Pilar, guía para el camino, columna para la esperanza, luz para la vida.


Preces


Por intercesión de la Virgen María, imploremos la misericordia de Dios, diciendo:

Virgen del Pilar, intercede por nosotros

- Dios todopoderoso, concede a tu Iglesia la unidad,

la paz y la perseverancia en una plegaria común con María.

- Tú que has hecho de María madre de la Iglesia,

haz que todos los gobernantes colaboren en el progreso espiritual y material de tu pueblo santo.

- Tú que has hecho a María la madre de la gracia y de la misericordia,

da a todos los afligidos el alivio y el consuelo de su amor maternal.

- Tú que has coronado a María como reina del Cielo,

concede que todos los difuntos compartan la alegría de los santos.


Ya que por Jesucristo somos hijos de Dios, oremos con confianza a Dios, nuestro Padre:


Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


Final


Dios todopoderoso y eterno, que en la gloriosa Madre de tu Hijo has concedido un amparo celestial a cuantos la invocan con la secular advocación del Pilar, concédenos, por su intercesión, fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario