Custodia

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Saludo

Bendición

martes, 14 de febrero de 2023

 


Santos Cirilo y Metodio. Patronos de Europa, fiesta


V/. -Señor, Ábreme los labios.
R/. -Y mi boca proclamará tu alabanza.

Invitatorio

Salmo 94: Invitación a la alabanza divina

Ant: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

-se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

-se repite la antífona

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

-se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

-se repite la antífona

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."»

-se repite la antífona

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

 
Himno

Puerta de Dios en el redil humano
fue Cristo el buen Pastor que al mundo vino;
glorioso va delante del rebaño,
guiando su marchar por buen camino.

Madero de la cruz es su cayado,
su voz es la verdad que a todos llama,
su amor es el del Padre, que le ha dado
Espíritu de Dios que a todos ama.

Pastores del Señor son sus ungidos,
nuevos cristos de Dios, son enviados
a los pueblos del mundo redimidos;
del único Pastor siervos amados.

La cruz de su Señor es su cayado,
la voz de su verdad es su llamada,
los pastos de su amor, fecundo prado,
son vida del Señor que nos es dada. Amén.

Salmo 20,2-8.14: Acción de gracias por la victoria del rey

Ant: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

Salmo 91 I: Alabanza del Dios creador

Ant: Cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes,
sobre arpegios de cítaras.

Tus acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor,
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.

Aunque germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

Salmo 91 II:

Ant: Empleado bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

Porque tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das la fuerza de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos despreciarán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.

El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;

en la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Empleado bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

V/. Escucharás una palabra de mi boca.

R/. Y les darás la alarma de mi parte.

Lectura

V/. Escucharás una palabra de mi boca.

R/. Y les darás la alarma de mi parte.

Doctrina del Apóstol sobre las cualidades y obligaciones de los obispos


Tt 1,7-11; 2,1-8

Querido hermano: El obispo, siendo administrador de Dios, tiene que ser intachable, no arrogante ni colérico, no dado al vino ni pendenciero, ni tampoco ávido de ganancias. Al contrario, ha de ser hospitalario, amigo de lo bueno, prudente, justo, fiel, dueño de sí. Debe mostrar adhesión a la doctrina cierta, para ser capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios.

Porque hay mucho insubordinado, charlatán y embaucador, sobre todo entre los judíos convertidos, y hay que taparles la boca. Revuelven familias enteras, enseñando lo que no se debe, y todo para sacar dinero.

Por tu parte, habla de lo que es conforme a la sana doctrina.

Di a los ancianos que sean sobrios, serios y prudentes; que estén robustos en la fe, en el amor y en la paciencia. A las ancianas, lo mismo: que sean decentes en el porte, que no sean chismosas ni se envicien con el vino, sino maestras en lo bueno, de modo que inspiren buenas ideas a las jóvenes, enseñándoles a amar a los maridos y a sus hijos, a ser moderadas y púdicas, a cuidar de la casa, a ser bondadosas y sumisas a los maridos, para que no se desacredite la palabra de Dios.

A los jóvenes, exhórtalos también a ser prudentes, presentándote en todo como un modelo de buena conducta. En la enseñanza sé íntegro y grave, con un hablar sensato e intachable, para que la parte contraria se abochorne, no pudiendo criticarnos en nada.

R/. Tened cuidado del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.


V/. En un administrador, lo que se busca es que sea fiel.

R/. Como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.

L. Patrística

Acrecienta tu Iglesia, y reúne a todos sus miembros en la unidad
De la Vida eslava de Constantino Cirilo

(Cap 18: Denkschriften der käiserl. Akademie der Wissenschaften 19, Viena 1870, p 246)

Cargado de trabajos, Constantino Cirilo cayó enfermo; estuvo muchos días con fiebre y un día tuvo una visión de Dios y empezó a cantar así:

«Qué alegría cuando me dijeron: `Vamos a la casa del Señor´; se regocijan mi corazón y mi espíritu.»

Revestido de sus ornamentos, se pasó todo aquel día lleno de contento, diciendo:

«Desde ahora ya no soy siervo ni del emperador ni de hombre alguno sobre la tierra, sino sólo de Dios todopoderoso. Primero no existía, luego existí, y existiré para siempre. Amén.»

Al día siguiente se vistió con el santo hábito monástico y, como quien añade luz a la luz, se impuso el nombre de Cirilo. Permaneció con este hábito durante cincuenta días.

Llegada la hora de recibir el merecido descanso y emigrar a las moradas eternas, levantó las manos hacia Dios, diciendo entre sollozos:

«Señor Dios mío, que creaste todas las jerarquías angélicas y las potestades incorpóreas, desplegaste el cielo y afirmaste la tierra y trajiste todas las cosas de la inexistencia a la existencia, que escuchas continuamente a los que hacen tu voluntad, te temen y guardan tus preceptos: escucha mi oración y guarda a tu fiel rebaño, que encomendaste a este tu siervo inepto e indigno.

Líbralos de la impiedad y del paganismo de los que blasfeman contra ti, acrecienta tu Iglesia y reúne a todos sus miembros en la unidad. Haz que tu pueblo viva concorde en la verdadera fe, e inspírale la palabra de tu doctrina, pues tuyo es el don que nos diste para que predicáramos el Evangelio de tu Cristo, exhortándonos a hacer buenas obras que fueran de tu agrado. Te devuelvo como tuyos a los que me diste; dirígelos con tu poderosa diestra y guárdalos bajo la sombra de tus alas, para que todos alaben y glorifiquen el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.»

Y, besando a todos con el ósculo santo, dijo:

«Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes; hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió, y escapamos.»

Y con esto se durmió en el Señor. Tenía cuarenta y dos años de edad.

El papa ordenó que todos los griegos residentes en Roma, así como los romanos, asistieran con cirios al funeral de aquel santo varón, y que lo hicieran como si del mismo papa se tratase.

Santos Cirilo y Metodio. Patronos de Europa, fiesta

Hch 13,46-49: Sabed que nos dedicamos a los gentiles.

En aquellos días, Pablo y Bernabé dijeron a los judíos:

-«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."»

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región.

Sal 116: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Lc 10,1-9: La mies es abundante y los obreros pocos.

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

-La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios».



14 de febrero

SANTOS CIRILO Y METODIO*
Patronos y evangelizadores de Europa


Memoria

— La evangelización de los pueblos eslavos.

— A un nuevo paganismo se debe responder con una nueva evangelización.

— Promover y transmitir las costumbres cristianas de la vida corriente.

I. Cirilo y Metodio dedicaron su vida a la conversión del pueblo eslavo, y desarrollaron este servicio misionero «en unión tanto con la Iglesia de Constantinopla, por la que habían sido enviados, como con la sede de Roma, por la cual fueron confirmados. De este modo, manifestaban la unidad de la Iglesia»1.

El Papa ha recordado frecuentemente los fundamentos cristianos del ser de Europa, de tal manera que «la identidad europea es incomprensible sin el cristianismo», «y precisamente en él se hallan aquellas raíces comunes de las que ha madurado la civilización del continente, su cultura, su dinamismo, su actividad, su capacidad de expansión constructiva también en los demás continentes; en una palabra, todo lo que constituye su gloria»2. El mismo nombre de Europa aparece tardíamente y tiene unas connotaciones puramente geográficas, mientras que para designar la unidad cultural que tiene unos mismos fundamentos se empleaba el apelativo de Cristiandad u otro similar3.

Cuando a un edificio le fallan sus cimientos se puede derrumbar con suma facilidad. Por eso, el Papa, ante el continuo deterioro de la fe, dirige esos apremiantes llamamientos, a todos y a cada uno, para una nueva evangelización de Europa. «La Iglesia de hoy –decía a los jóvenes peregrinos en Santiago de Compostela– se prepara a una nueva cristianización, que se presenta a sus ojos como un desafío, al cual deberá responder adecuadamente como en tiempos pasados»4. Son palabras dirigidas a nosotros.

En algunos casos se trata de llevar a cabo una nueva implantación del Cristianismo, como la que realizaron los Santos Cirilo y Metodio entre los pueblos eslavos, comenzando por lo más fundamental, pues en algunos lugares parece como si hubiera vuelto de nuevo el paganismo, y de un modo más absoluto que en los pueblos primitivos, pues estos al menos mantenían unas creencias religiosas. Y esta es una tarea que nos toca a todos, comenzando por recristianizar el ambiente que nos rodea y sus costumbres; en primer lugar, los más cercanos: hablemos de Dios, con claridad y sin respetos humanos, como lo único que puede dar sentido al hombre y a la sociedad; enseñemos que cualquier iniciativa humana que no tenga presente al Creador está condenada al fracaso; ayudemos en la tarea de la Iglesia de enseñar el Catecismo; invitemos, con audacia, a nuestros amigos a medios de formación cristiana, sin dar a nadie como perdido o irrecuperable; aconsejemos buenos libros; facilitemos a otros el camino que conduce al encuentro con Cristo a través de la Confesión...

II. El Cristianismo le dio su ser a Europa y configuró su unidad, en la que se integró una muchedumbre de pueblos y de razas, de cultura y de procedencias bien diversas, que se asentaron a lo largo del tiempo y forjaron una convivencia bajo unos mismos principios cristianos. La conversión de Europa no fue empresa breve, sino que se prolongó durante más de un milenio. «Fue una empresa con avances y retrocesos, con triunfos y aparentes fracasos, a la que cada pueblo contribuyó con lo mejor de su genio y figura; una empresa en la que la Providencia de Dios quiso contar, como siempre, con la cooperación del hombre. Ante todo, la conversión de Europa fue un acontecimiento religioso y, a la vez, el factor esencial en la formación de la civilización occidental»5.

Aún hoy el alma de Europa permanece unida en puntos muy esenciales, pues, además de su origen común, tiene idénticos valores cristianos y humanos, al menos en el substrato de muchas de sus leyes y costumbres. Mantiene valores que debe al Cristianismo, como la dignidad de la persona humana, el sentimiento de justicia y de libertad, la laboriosidad, el espíritu de iniciativa, el amor a la familia, el respeto a la vida, la tolerancia y el deseo de cooperación y de paz, que son notas que la caracterizan6.

A la vez, nos encontramos con una Europa en la que se hace cada vez más fuerte la tentación del ateísmo y del escepticismo; en la que arraiga una penosa incertidumbre moral, con la disgregación de la familia y la degeneración de las costumbres7. No son pocos los pueblos que han admitido en sus legislaciones leyes que ni siquiera son humanas, como es la ley del aborto, que hace retroceder la civilización a épocas de barbarie y degradación. Pero a un nuevo paganismo en las ideas y en las costumbres se responde con una nueva evangelización. Ha sido siempre propio del cristiano ahogar el mal en abundancia de bien. Y eso es lo que nos pide el Señor que llevemos a cabo con esas personas –pocas o muchas, jóvenes o mayores– que están a nuestro alcance.

Muchas veces han resonado en nuestros oídos las palabras del Papa en Santiago de Compostela, en su primera visita a España: «Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás continentes»8.

Dios se quiere valer ahora de nosotros para recristianizar la sociedad desde sus mismos cimientos, como hicieron los primeros cristianos y continuaron después tantas generaciones. Sin abandonar el lugar profesional y familiar. ¡Cuánto bien podemos hacer! Para eso es necesario que llevemos una vida de fe viva, que cuidemos con esmero cada día el tiempo que dedicamos a la oración, «tratando a solas con quien sabemos nos ama»9. Es preciso que toda nuestra actividad tenga su centro y su raíz en la Santa Misa, que sepamos acudir al sacramento de la Penitencia, donde se purifica el alma, se rejuvenece y se llena de alegría.

III. Cuando Pablo y sus colaboradores inmediatos atravesaban Frigia y la región de Galacia, el Espíritu Santo les hacía caminar hacia adelante sin permitir que se detuvieran en las ciudades del camino. Por fin, en Tróade, Pablo tuvo una visión: un macedonio estaba de pie y le suplicaba diciendo: Ven a Macedonia y ayúdanos10. Era una llamada apremiante, gracias a la cual se inició la evangelización de Europa. Esa misma llamada hemos de sentir nosotros de gentes que nos rodean y que, en ocasiones, han olvidado o tienen confundidos los rudimentos de la fe. También nos dicen: «Ven y ayúdanos».

Es probable que el Señor no nos pida que marchemos lejos, pues el medio que frecuentamos cada día es el lugar donde el Señor quiere que hagamos esa nueva cristianización, con fe y optimismo, sin pararnos ante las dificultades, pues «si los obstáculos son grandes, también es más abundante la gracia divina: será Él quien los remueva, sirviéndose de cada uno como de una palanca»11. Aprovecharemos todas las circunstancias que cada día nos salen al paso: el nacimiento o la muerte de un pariente o conocido, la enfermedad, los festejos familiares, las pequeñas alegrías que podemos ayudar a sobrenaturalizar, el ofrecer un tiempo para dar catequesis...; siempre tendremos ocasión de aconsejar un buen libro que acerque a Dios, o de dar un consejo a quien está pasando un mal momento...; insinuaremos la posibilidad de bendecir una casa que se comienza a habitar; enseñaremos a pedir ayuda al Ángel Custodio en las pequeñas o grandes necesidades que se presentan; daremos ejemplo a la hora de bendecir la mesa y de dar gracias por los alimentos recibidos; sugeriremos el colocar una imagen de la Virgen en la casa, que indica que allí hay alguien que cree y ama a la Madre de Dios... Son pequeñas costumbres que heredamos de otras generaciones de cristianos y que debemos transmitir, pues en ellas se plasma y se hace práctica una vida de fe. Dios se hace cotidiano en mil pequeños momentos, en el saludo, al convertir en una ofrenda grata al Señor el trabajo diario, en el modo de plantear las vacaciones o el descanso... La fe lo penetra todo, para enriquecerlo y sobrenaturalizarlo. A la vez, lo hace más humano.

El convencimiento firme de que la misma vocación cristiana nos lleva a dar a conocer a Cristo es un paso adelante en esa empresa que el Papa pide a todos. Si cada cristiano fuera consecuente con su fe, no tardaríamos en cambiar el mundo: lo habríamos convertido en un lugar más humano, donde la convivencia resultaría más fácil y grata, porque estaría más cerca de Dios. Comencemos esa labor por nosotros mismos y movamos a otros a que también la continúen. Así, el apostolado será como la piedra caída en el lago, que origina una onda y esta otra...12, sin fin. Pidamos al Señor, con la liturgia de la Misa, que nos conceda, por intercesión de los santos hermanos Cirilo y Metodio, la gracia de aceptar tu Palabra y de llegar a formar un pueblo unido en la confesión y defensa de la verdadera fe13.

A Santa María, Mater Ecclesiae y Regina mundi, le pedimos «una Iglesia rejuvenecida, firme en la unidad, renovada en el afán de santidad y en el afán apostólico de todos sus miembros»14, para que Jesús reine en todos los corazones y en todas las actividades de los hombres.

Cirilo y Metodio eran el menor y el mayor de una familia de siete hermanos. Nacieron en Tesalónica (Grecia), y eran hijos de un alto funcionario de la Administración bizantina. Cirilo adquirió en Constantinopla una cuidada formación, llegando a ser profesor de la Universidad imperial. Metodio, después de haber sido gobernador y haber tenido una agitada vida política, profesó en un monasterio de Bitinia. Ambos dedicaron su vida a la evangelización de los pueblos eslavos. Para facilitar esta labor, Cirilo, experto lingüista, acometió la inmensa tarea de componer un alfabeto para expresar por escrito los sonidos de la lengua eslava, que carecía de caracteres escritos. Tradujo los principales textos de la Sagrada Escritura y de la liturgia; años más tarde, Metodio completó la obra de su hermano.

Cirilo murió en Roma el 14 de febrero del año 869, recibiendo sepultura junto a las reliquias de San Clemente, que él había llevado a la Ciudad Eterna. Metodio falleció el 6 de abril del año 885. Su cuerpo fue trasladado posteriormente a Roma y reposa junto al de su hermano. Juan Pablo II los nombró, junto a San Benito, Patronos de Europa por su labor evangelizadora con los pueblos eslavos.


R/. Hablaste a tus amigos: He levantado a un soldado sobre el pueblo, encontré a David, mi siervo. Lo he ungido con óleo sagrado, para que mi mano esté siempre con él.


V/. Os daré pastores a mi gusto, que os apacienten con saber y acierto.

R/. Lo he ungido con óleo sagrado, para que mi mano esté siempre con él.

Te Deum

(sólo domingos, solemnidades y fiestas)


A ti, oh Dios, te alabamos,
a ti, Señor, te reconocemos.

A ti, eterno Padre,
te venera toda la creación.

Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.

Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.

Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.

A ti te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.

A ti la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te proclama:

Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.

Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

Tú eres el Hijo único del Padre.

Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.

Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.

Creemos que un día
has de venir como juez.

Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.

(lo que sigue puede omitirse)

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.

Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.

Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.

Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

En ti, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.

Oremos:

Oh Dios, que iluminaste a los pueblos eslavos mediante los trabajos apostólicos de los santos hermanos Cirilo y Metodio, concédenos la gracia de aceptar tu palabra y de llegar a formar un pueblo unido en la confesión y defensa de la verdadera fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

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