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Saludo

Bendición

lunes, 23 de enero de 2023

Vísperas +

 Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).


HIMNO


Languidece, Señor, la luz del día

que alumbra la tarea de los hombres;

mantén, Señor, mi lámpara encendida,

claridad de mis días y mis noches.


Confío en ti, Señor, alcázar mío,

me guíen en la noche tus estrellas,

alejas con su luz mis enemigos,

yo sé que mientras duermo no me dejas


Dichosos los que viven en tu casa

gozando de tu amor ya para siempre,

dichosos los que llevan la esperanza

de llegar a tu casa para verte.


Que sea de tu Día luz y prenda

este día en el trabajo ya vivido,

recibe amablemente mi tarea,

protégeme en la noche del camino.


Acoge, Padre nuestro, la alabanza

de nuestro sacrificio vespertino,

que todo de tu amor es don y gracia

en el Hijo Señor y el Santo Espíritu. Amén.


SALMODIA


Ant. 1. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.


Salmo 122


EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO

Dos ciegos... se pusieron a gritar: «Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David.» (Mt 20, 30)


A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores,


como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia.


Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos.


Ant. Nuestros ojos están fijos en el Señor, esperando su misericordia.


Ant. 2. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.


Salmo 123


NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR

El Señor dijo a Pablo: «No temas... que yo estoy contigo.» (Hch 18, 9-10)


Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte

—que lo diga Israel—,

si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros.


Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes.


Bendito el Señor, que no nos entregó

como presa a sus dientes;

hemos salvado la vida como un pájaro

de la trampa del cazador:

la trampa se rompió y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra.

 

Ant. Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.


Ant. 3. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.


Cántico Ef 1, 3-10


EL PLAN DIVINO DE LA SALVACIÓN


Bendito sea Dios,

Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos ha bendecido en la persona de Cristo

con toda clase de bienes espirituales y celestiales.


Él nos eligió en la persona de Cristo,

antes de crear el mundo,

para que fuésemos consagrados

e irreprochables ante él por el amor.


Él nos ha destinado en la persona de Cristo,

por pura iniciativa suya,

a ser sus hijos,

para que la gloria de su gracia,

que tan generosamente nos ha concedido

en su querido Hijo,

redunde en alabanza suya.


Por este Hijo, por su sangre,

hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia

ha sido un derroche para con nosotros,

dándonos a conocer el misterio de su voluntad.


Éste es el plan

que había proyectado realizar por Cristo

cuando llegase el momento culminante:

hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,

las del cielo y las de la tierra.


Ant. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos.


LECTURA BREVE St 4, 11-13a


No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano, o juzga a un hermano, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si juzgas a la ley no eres cumplidor de la ley, sino su juez. Uno es el legislador y juez: el que puede salvar o perder. Pero tú, ¿quién eres para juzgar al prójimo?


RESPONSORIO BREVE


V. Sáname, porque he pecado contra ti.

R. Sáname, porque he pecado contra ti.


V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

R. Porque he pecado contra ti.


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Sáname, porque he pecado contra ti.


CÁNTICO EVANGÉLICO


Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.


Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55


ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR


Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.


Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.


Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

como lo había prometido a nuestros padres

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.


Gloría al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.


Ant. Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.


PRECES


Cristo quiere que todos los hombres alcancen la salvación. Digámosle, pues, confiadamente:

Atrae, Señor, a todos hacia ti.


Te bendecimos, Señor, porque nos has redimido con tu preciosa sangre de la esclavitud del pecado;

haz que participemos en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

 

Ayuda con tu gracia a nuestro obispo N. y a todos los obispos de la Iglesia,

para que con gozo y fervor sirvan a tu pueblo.


Que todos los que consagran su vida a la investigación de la verdad logren encontrarla

y que, habiéndola encontrado, se esfuercen por difundirla entre sus hermanos.


Atiende, Señor, a los huérfanos, a las viudas y a los que viven abandonados;

ayúdalos en sus necesidades para que experimenten tu solicitud hacia ellos.


Se pueden añadir algunas intenciones libres.


Acoge a nuestros hermanos difuntos en la ciudad santa de la Jerusalén celestial, 

allí donde tú, con el Padre y el Espíritu Santo, serás todo en todos.


Adoctrinados por el mismo Señor, nos atrevemos a decir: Padre nuestro.


Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.


Oración


Señor, tú que con razón eres llamado luz indeficiente. ilumina nuestro espíritu en esta hora vespertina, y dígnate perdonar benignamente nuestras faltas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

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