Custodia

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Saludo

Bendición

viernes, 12 de julio de 2024

Laudes +

 Laudes

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Aleluya).



HIMNO


Te doy gracias, Señor.

¡Tanto estabas enojado conmigo!

Tú eres un Dios de amor,

y ahora soy tu amigo,

te busco a cada instante y te persigo.


Eres tú mi consuelo,

tú eres el Dios que salva y da la vida;

eres todo el anhelo

de esta alma que va herida,

ansiándote sin tasa ni medida.


En mi tierra desierta,

tú de la salvación eres la fuente;

eres el agua cierta

que se vuelve torrente,

y el corazón arrasa dulcemente.


¡Quiero escuchar tu canto!

¡Que tu Palabra abrase mi basura

con alegría y llanto!

¡Que mi vida futura

espejo sea sin fin de tu hermosura! Amén.


SALMODIA


Ant. 1. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.


Salmo 50


CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana. (Cf. Ef 4, 23- 24)


Misericordia, Dios mío, por tu bondad;

por tu inmensa compasión borra mi culpa;

lava del todo mi delito,

limpia mi pecado.


Pues yo reconozco mi culpa,

tengo siempre presente mi pecado:

contra ti, contra ti solo pequé»

cometí la maldad que aborreces.


En la sentencia tendrás razón,

en el juicio brillará tu rectitud.

Mira, que en la culpa nací,

pecador me concibió mi madre.


Te gusta un corazón sincero,

y en mi interior me inculcas sabiduría.

Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;

lávame: quedaré más blanco que la nieve.


Hazme oír el gozo y la alegría,

que se alegren los huesos quebrantados.

Aparta de mi pecado tu vista,

borra en mí toda culpa.


¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,

renuévame por dentro con espíritu firme;

no me arrojes lejos de tu rostro,

no me quites tu santo espíritu.


Devuélveme la alegría de tu salvación,

afiánzame con espíritu generoso:

enseñaré a los malvados tus caminos,

los pecadores volverán a ti.


Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,

Dios, Salvador mío!,

y cantará mi lengua tu justicia.

Señor, me abrirás los labios,

y mi boca proclamará tu alabanza.


Los sacrificios no te satisfacen;

si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.

Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:

un corazón quebrantado y humillado

tú no lo desprecias.


Señor, por tu bondad, favorece a Sión,

reconstruye las murallas de Jerusalén:

entonces aceptarás los sacrificios rituales,

ofrendas y holocaustos,

sobre tu altar se inmolarán novillos.


Ant. Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias, Señor.


Ant. 2. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.


Cántico Ha 3, 24. 13a. 15-19


JUICIO DE DIOS

Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación. ( Lc 21, 28)


¡Señor, he oído tu fama,

me ha impresionado tu obra!

En medio de los años, realízala;

en medio de los años, manifiéstala;

en el terremoto acuérdate de la misericordia.


El Señor viene de Temán;

el Santo, del monte Farán:

su resplandor eclipsa el cielo,

la tierra se llena de su alabanza;

su brillo es como el día,

su mano destella velando su poder.


Sales a salvar a tu pueblo,

a salvar a tu ungido;

pisas el mar con tus caballos,

revolviendo las aguas del océano.


Lo escuché y temblaron mis entrañas,

al oírlo se estremecieron mis labios;

me entró un escalofrío por los huesos,

vacilaban mis piernas al andar.

Tranquilo espero el día de la angustia

que sobreviene al pueblo que nos oprime.


Aunque la higuera no echa yemas

y las viñas no tienen fruto,

aunque el olivo olvida su aceituna

y los campos no dan cosechas,

aunque se acaban las ovejas del redil

y no quedan vacas en el establo,

yo exultaré con el Señor,

me gloriaré en Dios mi salvador.


El Señor soberano es mi fuerza,

él me da piernas de gacela

y me hace caminar por las alturas.


Ant. En tu juicio, Señor, acuérdate de la misericordia.


Ant. 3. Glorifica al Señor, Jerusalén. +


Salmo 147


RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN

Ven y te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)


Glorifica al Señor, Jerusalén;

† alaba a tu Dios, Sión:

que ha reforzado los cerrojos de tus puertas

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;

ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.


Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz;

manda la nieve como lana,

esparce la escarcha como ceniza;


hace caer el hielo como migajas

y con el frío congela las aguas;

envía una orden, y se derriten;

sopla su aliento, y corren.


Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nación obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos.


Ant. Glorifica al Señor, Jerusalén.


LECTURA BREVE Ef 2, 13-16


Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos, judíos y gentiles, una sola cosa, derribando con su cuerpo el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear en él un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte en él al odio.


RESPONSORIO BREVE


V. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.

R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.


V. Desde el cielo me enviará la salvación.

R. El Dios que hace tanto por mí.


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí.


CÁNTICO EVANGÉLICO


Ant.  Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto.



Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79


EL MESÍAS Y SU PRECURSOR


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.


Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

ha realizado así la misericordia que tuvo con

nuestros padres,

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.


Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia,

en su presencia, todos nuestros días.


Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante del Señor

a preparar sus caminos,

anunciando a su pueblo la salvación,

el perdón de sus pecados.


Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tiniebla

y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos

por el camino de la paz.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén



Ant.  Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto.


PRECES


Adoremos a Cristo, que se ofreció a Dios como sacrificio sin mancha para purificar nuestras conciencias de las obras muertas, y digámosle con fe:

En tu voluntad, Señor, encontramos nuestra paz.


Tú que nos has dado la luz del nuevo día,

concédenos también caminar durante sus horas por sendas de vida nueva.


Tú que todo lo has creado con tu poder y con tu providencia lo conservas,

ayúdanos a descubrirte presente en todas tus creaturas.


Tú que has sellado con tu sangre una alianza nueva y eterna,

haz que, obedeciendo siempre tus mandatos, permanezcamos fieles a esa alianza.


Tú que colgado en la cruz quisiste que de tu costado manara sangre y agua,

purifica con este agua nuestros pecados y alegra con este manantial a la ciudad de Dios.


Se pueden añadir algunas intenciones libres.


Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó Jesucristo: Padre nuestro.



Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en la tentación,

y líbranos del mal.



Oración


Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que del mismo modo que hemos cantado tus alabanzas en esta celebración matutina así también las podamos cantar plenamente en la asamblea de tus santos por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.

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