Custodia

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Saludo

Bendición

miércoles, 28 de junio de 2023

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INVOCACIÓN INICIAL


V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


EXAMEN DE CONCIENCIA


Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia, el cual en la celebración  comunitaria puede concluirse con un acto penitencial, de la siguiente forma:


Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.


Todos examinan en silencio su conciencia. Terminado el examen se añade una de las siguientes fórmulas penitenciales:


I


Yo confieso ante Dios todopoderoso

y ante vosotros, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión:

por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.


Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,

que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.


II


V. Señor, ten misericordia de nosotros.

R. Porque hemos pecado contra ti.


V. Muéstranos, Señor, tu misericordia.

R. Y danos tu salvación.


III


V. Tú que has sido enviado a sanar los corazones afligidos, Señor, ten piedad (de nosotros).

R. Señor, ten piedad (de nosotros).


V. Tú que has venido a llamar a los pecadores, Cristo, ten piedad (de nosotros).

R. Cristo, ten piedad (de nosotros).


V. Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros, Señor, ten piedad (de nosotros).

R. Señor, ten piedad (de nosotros).


Pueden usarse otras invocaciones penitenciales.


Si preside la celebración un ministro, él solo dice la absolución siguiente; en caso contrario, la dicen todos:


V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.


HIMNO


A continuación se dice uno de los himnos siguientes:


Cuando la luz del sol es ya poniente,

gracias, Señor, es nuestra melodía;

recibe, como ofrenda, amablemente,

nuestro dolor, trabajo y alegría.


Si poco fue el amor en nuestro empeño

de darle vida al día que fenece,

convierta en realidad lo que fue un sueño

tu gran amor que todo lo engrandece.


Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte

de pecadora en justa, e ilumina

la senda de la vida y de la muerte

del hombre que en la fe lucha y camina.


Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza

la noche oscura sobre nuestro día,

concédenos la paz y la esperanza

de esperar cada noche tu gran día. Amén.


O bien:


Se inclina ya mi frente,

sellado está el trabajo;

Señor, tu pecho sea

la gracia del descanso.


Mis ojos se retiran,

la voz deja su canto,

pero el amor enciende

su lámpara velando.


Lucero que te fuiste,

con gran amor amado,

en tu gloria dormimos

y en sueños te adoramos. Amén.


SALMODIA


Ant. 1. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.


Salmo 4


ACCIÓN DE GRACIAS

El Señor hizo maravillas al resucitar a Jesucristo de entre los muertos. (S. Agustín)


Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;

tú que en el aprieto me diste anchura,

ten piedad de mí y escucha mi oración.


Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,

amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?

Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,

y el Señor me escuchará cuando lo invoque.


Temblad y no pequéis, reflexionad

en el silencio de vuestro lecho;

ofreced sacrificios legítimos

y confiad en el Señor.


Hay muchos que dicen: «Quién nos hará ver la dicha,

si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»


Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría

que si abundara en trigo y en vino.


En paz me acuesto y en seguida me duermo,

porque tú solo, Señor, me haces vivir tranquilo.


Ant. Ten piedad de mí, Señor, y escucha mi oración.

Ant. 2. Durante la noche, bendecid al Señor.


Salmo 133


ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

Alabad al Señor, sus siervos todos, los que le teméis, pequeños y grandes. (Ap 19, 5)


Y ahora bendecid al Señor,

los siervos del Señor,

los que pasáis la noche

en la casa del Señor:


Levantad las manos hacia el santuario,

y bendecid al Señor.


El Señor te bendiga desde Sión:

el que hizo cielo y tierra.


Ant. Durante la noche, bendecid al Señor.


LECTURA BREVE Dt 6, 4-7


Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.


RESPONSORIO BREVE


V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.


V. Tú, el Dios leal, nos librarás.

R. Te encomiendo mi espíritu.


V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.


CÁNTICO EVANGÉLICO


Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.


Cántico de Simeón Lc 2, 29-32


CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL


Ahora, Señor, según tu promesa,

puedes dejar a tu siervo irse en paz,


porque mis ojos han visto a tu Salvador,

a quien has presentado ante todos los pueblos:


luz para alumbrar a las naciones

y gloria de tu pueblo Israel.


Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.


Oración


Después de las I Vísperas del domingo:


Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, la celebración del domingo nos llene con la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.


Después de las I Vísperas de las solemnidades que no coinciden en domingo:


Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.


CONCLUSIÓN


Bendición


Después de la oración conclusiva se dice la siguiente bendición, incluso cuando el Oficio lo reza una sola persona:


V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.

R. Amén.


Antífona final de la Santísima Virgen


Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado.


I


Madre del Redentor, virgen fecunda,

puerta del cielo siempre abierta,

estrella del mar,


ven a librar al pueblo que tropieza

y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,

engendraste a tu santo Creador,

y permaneces siempre virgen.


Recibe el saludo del ángel Gabriel,

y ten piedad de nosotros, pecadores.


II


Salve, Reina de los cielos

y Señora de los ángeles;

salve raíz, salve puerta,

que dio paso a nuestra luz.


Alégrate, virgen gloriosa,

entre todas la más bella;

salve, agraciada doncella,

ruega a Cristo por nosotros.


III


Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra,

Dios te salve.


A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,

a ti suspiramos, gimiendo y llorando,

en este valle de lágrimas.


Ea, pues. Señora, abogada nuestra,

vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,

y después de este destierro muéstranos a Jesús,

fruto bendito de tu vientre.


¡Oh clemente, oh piadosa,

oh dulce Virgen María!


IV


Bajo tu amparo nos acogemos,

santa Madre de Dios,

no desprecies las oraciones

que te dirigimos en nuestras necesidades,

antes bien líbranos de todo peligro,

oh Virgen gloriosa y bendita.

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