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Saludo

Bendición

domingo, 21 de mayo de 2023

Vísperas +

 


Ascensión del Señor, solemnidad
Vísperas

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

¿Y dejas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, oscuro,
en soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, te vas al inmortal seguro?

Los antes bienhadados
y los ahora tristes y afligidos,
a tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a dónde volverán ya sus sentidos?

¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura
que no les sea enojos?
Quién gustó tu dulzura.
¿Qué no tendrá por llanto y amargura?

Y a este mar turbado
¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al fiero viento, airado,
estando tú encubierto?
¿Qué norte guiará la nave al puerto?

Ay, nube envidiosa
aún de este breve gozo, ¿qué te quejas?
¿Dónde vas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! Amén.

Salmo 109,1-5.7: El Mesías, Rey y Sacerdote

Ant: Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Aleluya.

Salmo 46: El Señor es rey de todas las cosas

Ant: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.

Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
Él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y Él es excelso.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas. Aleluya.

Apocalipsis 11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios

Ant: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado con él. Aleluya.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado con él. Aleluya.

Lectura

1P 3,18.22
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios.

V/. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
R/. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.
V/. Al Dios mío y Dios vuestro.
R/. Aleluya, aleluya.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. Subo al Padre mío y Padre vuestro. Aleluya, aleluya.

Cántico Ev.

Ant: Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo, no nos dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa, el Espíritu de la verdad. Aleluya.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Oh Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo, no nos dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa, el Espíritu de la verdad. Aleluya.

Preces

Aclamemos alegres a Jesucristo, que se ha sentado hoy a la derecha del Padre, y digámosle:
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo
  • - Oh Rey de la gloria, que has querido glorificar en tu cuerpo la pequeñez de nuestra carne, elevándola hasta las alturas del cielo,
    purifícanos de toda mancha y devuélvenos nuestra antigua dignidad
  • - Tú que por el camino del amor descendiste hasta nosotros,
    haz que nosotros, por el mismo camino, ascendamos hasta ti
  • - Tú que prometiste atraer a todos hacia ti,
    no permitas que ninguno de nosotros viva alejado de tu cuerpo
  • - Que con nuestro corazón y nuestro deseo vivamos ya en el cielo,
    donde ha sigo glorificada tu humanidad, semejante a la nuestra
  • - Ya que te esperamos como Dios y juez de todos los hombres,
    haz que un día podamos contemplarte misericordioso en tu majestad, junto con nuestros hermanos difuntos

Concluyamos nuestra súplica con la oración que el mismo Señor nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Final

Concédenos, Dios todopoderoso, exultar de gozo y darte gracias en esta liturgia de alabanza, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y donde nos ha precedido él, que es nuestra cabeza, esperamos llegar también nosotros como miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

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