Custodia

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Saludo

Bendición

jueves, 13 de octubre de 2022

 


Jueves, XXVIII semana del Tiempo Ordinario, feria
Vísperas

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. -Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. -Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

 
Himno

Porque anochece ya,
porque es tarde, Dios mío,
porque temo perder
las huellas del camino,
no me dejes tan solo
y quédate conmigo.

Porque he sido rebelde
y he buscado el peligro,
y escudriñé curioso
las cumbres y el abismo,
perdóname, Señor,
y quédate conmigo.

Porque ardo en sed de ti
y en hambre de tu trigo,
ven, siéntate a mi mesa,
bendice el pan y el vino.
¡Qué aprisa cae la tarde!
¡Quédate al fin conmigo! Amén.

Salmo 143 - I: Oración por la victoria y la paz

Ant: Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo.

Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea;

mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y mi refugio,
que me somete los pueblos.

Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él?;
¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos?
El hombre es igual que un soplo;
sus días, una sombra que pasa.

Señor, inclina tu cielo y desciende;
toca los montes, y echarán humo;
fulmina el rayo y dispérsalos;
dispara tus saetas y desbarátalos.

Extiende la mano desde arriba:
defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas,
de la mano de los extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Tú eres, Señor, mi bienhechor, mi refugio donde me pongo a salvo.

Salmo 143 - II:

Ant: Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo.

Defiéndeme de la espada cruel,
sálvame de las manos de extranjeros,
cuya boca dice falsedades,
cuya diestra jura en falso.

Sean nuestros hijos un plantío,
crecidos desde su adolescencia;
nuestras hijas sean columnas talladas,
estructura de un templo.

Que nuestros silos estén repletos
de frutos de toda especie;
que nuestros rebaños a millares
se multipliquen en las praderas,
y nuestros bueyes vengan cargados;
que no haya brechas ni aberturas,
ni alarma en nuestras plazas.

Dichoso el pueblo que esto tiene,
dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor.

Apocalipsis 11, 17-18;12, 10b-12a: El juicio de Dios

Ant: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Lectura

Col 1,23 (Cfr.)
Permaneced cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. Es el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo.

V/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
V/. En verdes praderas me hace recostar.
R/. Nada me falta.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Cántico Ev.

Ant: A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: A los hambrientos de justicia, el Señor los sacia y colma de bienes.

Preces

Invoquemos a Cristo, luz del mundo y alegría de todo ser viviente, y digámosle confiados:
Concédenos, Señor, la salud y la paz
  • - Luz indeficiente y Palabra eterna del Padre, que has venido a salvar a todos los hombres,
    ilumina a los catecúmenos de la Iglesia con la luz de tu verdad.
  • - No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor,
    pues de ti procede el perdón.
  • - Señor, que has querido que la inteligencia del hombre investigara los secretos de la naturaleza,
    haz que la ciencia y las artes contribuyan a tu gloria y al bienestar de todos los hombres.
  • - Protege, Señor, a los que se han consagrado en el mundo al servicio de sus hermanos;
    que, con libertad de espíritu y sin desánimos, puedan realizar su ideal.
  • - Señor, que abres y nadie cierra,
    lleva a tu luz a los que han muerto con la esperanza de la resurrección.

Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente nos atrevemos a decir:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Final

Acoge benigno, Señor, nuestra súplica vespertina y haz que, siguiendo las huellas de tu Hijo, fructifiquemos con perseverancia en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.n

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