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Saludo

Bendición

sábado, 18 de octubre de 2025

Oficio, lecturas, reflexiones y laudes +

 San Lucas


Fiesta

18 Octubre

Biografía


Nacido de familia pagana, se convirtió a la fe y acompañó al apóstol Pablo, de cuya predicación es reflejo el evangelio que escribió. Es autor también del libro denominado «Hechos de los apóstoles», en el que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma.

Oficio, lecturas, reflexiones y laudes +


V. Señor abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Ant. Venid, adoremos al Señor, que nos habla por medio del Evangelio.

Salmo 94

INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Animaos unos a otros, día tras día, mientras perdura el «hoy». (Hb 3, 13)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado, 
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien:

Salmo 99

ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO
Los redimidos deben entonar un canto de victoria. (S. Atanasio)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien:

Salmo 66

QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR
Sabed que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles. (Hch 28, 28)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien:

Salmo 23

ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO
Las puertas del cielo se abren ante Cristo que como hombre sube al cielo. (S. Ireneo)

Se recita la antífona que corresponda y la asamblea la repite.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Mensajeros de Dios
dadnos la Nueva;
mensajeros de paz,
sea paz nuestra.

Mensajeros de luz,
sea luz nuestra;
mensajeros de fe,
sea fe nuestra.

Mensajeros del Rey,
sea rey nuestro;
mensajeros de amor,
sea amor nuestro. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Salmo 18 A

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo murmura.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba,
contento como un héroe, a recorrer su camino.

Asoma por un extremo del cielo,
y su órbita llega al otro extremo:
nada se libra de su calor.

Ant. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje.

Ant2. Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.

Salmo 63

Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,
protege mi vida del terrible enemigo;
escóndeme de la conjura de los perversos
y del motín de los malhechores:

afilan sus lenguas como espadas
y disparan como flechas palabras venenosas,
para herir a escondidas al inocente,
para herirlo por sorpresa y sin riesgo.

Se animan al delito,
calculan cómo esconder trampas,
y dicen: «¿Quién lo descubrirá?»
Inventan maldades y ocultan sus invenciones,
porque su mente y su corazón no tienen fondo.

Pero Dios los acribilla a flechazos,
por sorpresa los cubre de heridas;
su misma lengua los lleva a la ruina,
y los que lo ven menean la cabeza.

Todo el mundo se atemoriza,
proclama la obra de Dios
y medita sus acciones.

El justo se alegra con el Señor,
se refugia en él,
y se felicitan los rectos de corazón.

Ant. Proclamaron la obra de Dios y meditaron sus acciones.

Ant3. Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.

Salmo 96

El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.

Delante de él avanza fuego
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumhran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.

Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.

Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos;
ante él se postran todos los dioses.

Lo oye Sión, y se alegra,
se regocijan las ciudades de Judá
por tus sentencias, Señor;

porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses.

El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados.

Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre.

Ant. Pregonaron su justicia y todos los pueblos contemplaron su gloria.

V. Al oír los gentiles sus palabras, quedaron llenos de gozo.

R. Y enaltecían la doctrina del Señor

PRIMERA LECTURA

De los Hechos de los apóstoles 9, 27-31; 11, 19-26

LA IGLESIA ESTABA LLENA DEL CONSUELO DEL ESPÍRITU SANTO

En aquellos días, Bernabé tomó consigo a Saulo y lo llevó a presencia de los apóstoles. Con todo detalle les refirió cómo Saulo había visto al Señor en el camino y cómo éste le había hablado; les contó además cómo Saulo había predicado en Damasco con toda valentía en el nombre de Jesús.

Quedóse, pues, Saulo con ellos en Jerusalén y predicaba con toda intrepidez en el nombre del Señor. Hablaba también y discutía con los judíos helenistas, hasta que éstos resolvieron quitarle la vida. Enterados de ello los hermanos, lo llevaron a Cesarea, y de allí lo enviaron a Tarso.

Mientras tanto, la Iglesia disfrutaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría, y se edificaba y progresaba en el temor del Señor y estaba llena del consuelo del Espíritu Santo.

Los fieles, que se habían dispersado con motivo de la persecución suscitada a la muerte de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, pero predicaban la palabra sólo a los judíos. Había, sin embargo, entre ellos algunos de Chipre y de Cirene, que al llegar a Antioquía comenzaron a predicar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva de Jesús, el Señor. El poder del Señor los asistía, y, así, un crecido número de gente abrazó la fe y se convirtió al Señor. La noticia de estos sucesos llegó a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Antioquía a Bernabé. Cuando éste llegó a Antioquía y vio la gracia de Dios, se llenó de júbilo, y exhortaba a todos a que con entera voluntad permaneciesen fieles al Señor. Era un hombre de gran virtud, lleno del Espíritu Santo y de una grande fe. Con esto, una gran multitud se agregó al Señor.

Partió luego Bernabé para Tarso en busca de Saulo y, así que lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron los dos durante todo un año con la comunidad e instruyeron a muchísima gente. Fue allí, en Antioquía, donde por primera vez se dio a los discípulos el nombre de «cristianos».

Responsorio Hch 12, 24; 13, 48. 52

R. La palabra del Señor arraigaba y se difundía cada vez más, * y abrazaron la fe cuantos estaban destinados a la vida eterna.

V. Y los discípulos quedaron llenos de gozo y del Espíritu Santo.

R. Y abrazaron la fe cuantos estaban destinados a la vida eterna.

SEGUNDA LECTURA

De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios

(Homilía 17, 1-3: PL 76, 1139)

EL SEÑOR VIENE DETRÁS DE SUS PREDICADORES

Nuestro Señor y Salvador, hermanos muy amados, nos enseña unas veces con sus palabras, otras con sus obras. Sus hechos, en efecto, son normas de conducta, ya que con ellos nos da a entender tácitamente lo que debemos hacer. Manda a sus discípulos a predicar de dos en dos, ya que es doble el precepto de la caridad, a saber, el amor de Dios y el del prójimo.

El Señor envía a los discípulos a predicar de dos en dos, y con ello nos indica sin palabras que el que no tiene caridad para con los demás no puede aceptar, en modo alguno, el ministerio de la predicación.

Con razón se dice que los envió delante de sí por todas las aldeas y lugares que iba a visitar. En efecto, el Señor viene detrás de sus predicadores, ya que, habiendo precedido la predicación, viene entonces el Señor a la morada de nuestro interior, cuando ésta ha sido preparada por las palabras de exhortación, que han abierto nuestro espíritu a la verdad. En este sentido dice Isaías a los predicadores: Preparad el camino del Señor; enderezad las sendas para nuestro Dios. Por esto les dice también el salmista: Alfombrad el camino del que sube sobre el ocaso. Sobre el ocaso, en efecto, sube el Señor, ya que en el declive de su pasión fue precisamente cuando, por su resurrección, puso más plenamente de manifiesto su gloria. Sube sobre el ocaso, porque, con su resurrección, pisoteó la muerte que había sufrido. Por esto nosotros alfombramos el camino del que sube sobre el ocaso cuando os anunciamos su gloria, para que él, viniendo a continuación, os ilumine con su presencia amorosa.

Escuchemos lo que dice el Señor a los predicadores que envía a sus campos: La mies es mucha, pero los operarios son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies. Por tanto, para una mies abundante son pocos los trabajadores; al escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque hay que reconocer que, si bien hay personas que desean es cuchar cosas buenas, faltan, en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas. Mirad cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y, sin embargo, es muy difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los deberes de este ministerio.

Pensad, pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad al Señor de la mies que envíe trabajadores a su mies. Rogad también por nosotros, para que nuestro trabajo en bien vuestro sea fructuoso y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea que, después de haber recibido el ministerio de la predicación, seamos acusados ante el justo Juez por nuestro silencio.

Responsorio Cf. Lc 1, 3. 4; Hch 1, 1

R. Después de haber investigado todo diligentemente desde el principio, he escrito ordenadamente el Evangelio; * para que estemos convencidos de la seguridad de las enseñanzas que hemos recibido.

V. He tratado de todo lo que hizo y enseñó Jesús desde sus comienzos.

R. Para que estemos convencidos de la seguridad de las enseñanzas que hemos recibido.

Te Deum

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:

Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
Santo Espíritu de amor y de consuelo.

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.

Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

Tú vendrás algún día,
como juez universal.

Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.

Sé su pastor,
y guíalos por siempre.

Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.



Primera lectura


2 Tim 4, 10-17b

Lucas es el único que está conmigo

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:
Demas me ha abandonado, enamorado de este mundo presente, y se marchó a Tesalónica; Crescente, a Galacia; Tito, a Dalmacia; Lucas es el único que está conmigo. Toma a Marcos y tráelo contigo, pues me es útil para el ministerio. A Tíquico lo envié a Éfeso.
El manto que dejé en Tróade, en casa de Carpo, tráelo cuando vengas, y también los libros, sobre todo los pergaminos.
Alejandro, el herrero, se ha portado muy mal conmigo; el Señor le dará el pago conforme a sus obras. Guárdate de él también tú, porque se opuso vehementemente a nuestras palabras.
En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta!
Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones.

Palabra de Dios.

Salmo


Sal 144, 10-11. 12-13ab. 17-18 (R.: cf. 12)

R. Tus santos, Señor, proclaman la gloria de tu reinado.

V. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

V. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.

V. El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones.
Cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.

Aclamación


R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Yo los he elegido del mundo —dice el Señor—, para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca. R.

Evangelio


Lc 10, 1-9

La mies es abundante y los obreros pocos

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Pónganse en camino! Miren que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saluden a nadie por el camino.
Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos su paz; si no, volverá a ustedes.
Quédense en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No vayan cambiando de casa en casa.
Si entran en una ciudad y los reciben, coman lo que les pongan, curen a los enfermos que haya en ella, y díganles: “El reino de Dios ha llegado a ustedes”».

Palabra del Señor.



Pistas para la Lectio Divina

1. 2 Timoteo 4,9-17: "Sólo Lucas está conmigo"

Al final de su vida, Pablo, prisionero en Roma, hace una lista de colaboradores: unos le han abandonado, otros han ido a otras misiones, algunos le han
atacado y traicionado. "Sólo Lucas está conmigo", dice escuetamente, en una página que leemos con especial interés, en la fiesta de este evangelista,
compañero de Pablo. 

2. Lucas 10,1-9: "La mies es abundante y los obreros pocos "

Jesús envía a setenta y dos discípulos, de dos en dos, a los pueblos y aldeas, a misionar, a prepararle los caminos. La mies es mucha, los obreros, pocos.
Jesús se hace ayudar. Les recomienda ante todo que recen a Dios para que el Reino se difunda. Les avisa que van a ir "como corderos en medio de lobos" y en algunos lugares no les van a recibir bien. Les recomienda que no lleven "demasiado equipaje" para el viaje: les estorbaría. Más bien deben ir con una pobreza "evangélica". Lo importante es que sientan en su interior la urgencia de anunciar la Buena Noticia a los demás y proclamen por todas partes la llegada del Reino de Dios, la salvación de Cristo Jesús.

3. a) Evangelista: anunciador de la Buena Noticia. Misionero. Transmisor de la fe. Lucas es un modelo estimulante para los cristianos, también de nuestro
tiempo.

El salmo insiste en este aspecto misionero: "Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado; que hablen de tus hazañas, explicando tus hazañas a
los hombres". No hace falta que escribamos libros famosos. Pero sí, que difundamos la esperanza de la salvación a nuestro alrededor. Que seamos
"evangelizadores", "evangelistas". La palabra de Jesús nos interpela: "Poneos en camino", "curad a los enfermos y decid: está cerca de vosotros el Reino de Dios". Todos podemos ser misioneros y colaboradores de la salvación de Dios, cada uno en su ambiente doméstico y social, por escrito o en los medios de comunicación, en la familia y en la catequesis.

b) ¡Cuánto bien ha hecho Lucas con sus libros! Desde hace dos mil años, la comunidad cristiana los lee, aprende cómo es Cristo Jesús y cómo tiene que
ser la comunidad cristiana, guiada y animada por el Espíritu Santo. Lucas nos ha transmitido, por ejemplo, tres cánticos que sólo están en sus
escritos: uno lo puso en labios de Zacarías (el Benedictus), otro en labios de María (el Magníficat) y el tercero, en los del anciano Simeón (el Nunc
dimittis). Como dice la antífona del Benedictus, "san Lucas, al darnos su evangelio, nos anunció el Sol que nace de lo alto, Cristo Nuestro Señor".

Hay páginas del evangelio y rasgos del mensaje de Jesús que sólo nos transmite Lucas: la anunciación a la Virgen, el nacimiento de Jesús, las
parábolas del hijo pródigo y del rico Epulón y del buen samaritano...

c) La oración colecta resume algunas de las características de Lucas:
- "elegiste a san Lucas para que nos revelara con su predicación y sus escritos...": en efecto, los libros de Lucas han sido el mejor medio de
evangelización;
- "... nos revelara tu amor a los pobres": Lucas nos describe, sobre todo, el amor de Jesús a los débiles y los despreciados por la sociedad de su
tiempo;
- "concede a cuantos se glorían en Cristo, vivir con un mismo corazón y un mismo espíritu": al retratar a la primera comunidad en los Hechos, Lucas
destaca su vida fraterna y su unión;
- "y atraer a todos los hombres a la salvación": otra característica de los escritos de Lucas es la universalidad de la salvación de Jesús, por encima
de todo particularismo judío.

Nuestro testimonio de vida y nuestra catequesis más o menos explícita, deberían presentar a los demás a un Jesús misericordioso, cercano a los pobres y los débiles. Ojalápudiéramos merecer también la alabanza que dedica a Lucas la antífona del Magnificat, en las vísperas: "Dichoso evangelista san Lucas, que resplandece en toda la Iglesia por haber destacado en sus escritos la misericordia de Cristo". O el nombre que le dio el gran poeta Dante, scriba mansuetudinis Christi, "el escritor de la mansedumbre de Cristo".

"Tus amigos, Señor, proclamen la gloria de tu reinado" (salmo) I
"Poneos en camino, curad a los enfermos y decid: está cerca de vosotros el Reino de Dios" (evangelio)
"Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure" (aclamación al evangelio)
"Elegiste a san Lucas para que nos revelara tu amor a los pobres" (oración) 

J. ALDAZABAL

ENSÉÑAME TUS CAMINOS 7

Los Santos con lecturas propias

Barcelona 1997. Págs. 155- 157


18 de octubre

SAN LUCAS, EVANGELISTA*


Fiesta

— El Evangelio de San Lucas. La perfección de nuestro trabajo.

— Lo que el Evangelista nos transmite. El pintor de la Virgen.

— Leer con piedad el Santo Evangelio.

I. ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria!1.

Hemos de agradecer hoy a San Lucas que sea para nosotros un buen mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, pues fue un fiel instrumento en manos del Espíritu Santo. Nos ha transmitido un precioso Evangelio y la historia de la primitiva Cristiandad en los Hechos de los Apóstoles, movido por la gracia de la inspiración divina, pero a la vez con el esfuerzo humano de un trabajo bien hecho, pues la ayuda de Dios no suplanta lo humano. Él mismo nos indica que redactó su obra después de haberse informado con exactitud de todo desde los comienzos, y que lo hizo de forma ordenada2, no de cualquier manera. Esto le debió suponer buscar cuidadosamente fuentes de primera mano, muy probablemente la Virgen, los Apóstoles, incluso las mismas personas que aún vivían y que fueron protagonistas de los milagros, sucesos y narraciones... Nos señala expresamente que recoge esas noticias conforme nos las transmitieron quienes desde el principio fueron testigos oculares3. Incluso su mismo estilo literario, como hace notar San Jerónimo4, indica la seguridad de las fuentes de las que se nutre. Gracias a este esfuerzo y a su correspondencia a las gracias que recibió del Espíritu Santo, hoy podemos leer, maravillados, los relatos de la infancia de Jesús, algunas bellísimas parábolas que solo él recoge, como la del hijo pródigo, la del buen samaritano, la del administrador infiel, la del pobre Lázaro y el mal rico... Propio también de San Lucas es el relato de los dos caminantes de Emaús, lleno de finura y acabado hasta en sus menores detalles.

Ninguno de los Evangelistas nos ha mostrado la misericordia divina para con los más necesitados como lo hace San Lucas. Resalta el amor de Jesús por los pecadores, quien declara que ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido5, relata el perdón a la mujer pecadora6, el alojamiento en casa de un pecador como Zaqueo7, la mirada de Jesús que transforma el corazón de Pedro después de las negaciones8, la promesa del Reino al ladrón arrepentido9, la oración por los que le crucifican y le insultan en el Calvario10... Las mujeres y el empeño de Jesús por devolverles su dignidad, poco considerada en aquel tiempo, ocupan un lugar muy importante en su Evangelio: la viuda de Naín11, la pecadora arrepentida12, las mujeres galileas que ponen a disposición de Jesús sus bienes y van también en su seguimiento13, las visitas de Jesús a casa de las dos hermanas de Betania14, la curación de una mujer encorvada15, las mujeres de Jerusalén que dan a Jesús muestras de su compasión en el camino de la cruz16... son todas figuras nombradas y realzadas solo por este Evangelista.

Es mucho lo que hemos de agradecer hoy a San Lucas. «Eres el único escribía el que más tarde había de ser el Papa Juan Pablo I en una carta figurada al Evangelista que nos ofrece un relato del nacimiento e infancia de Cristo, cuya lectura escuchamos siempre con renovada emoción en Navidad. Hay, sobre todo, una frase tuya que me llama la atención: Envuelto en pañales fue reclinado en un pesebre. Esta frase ha dado origen a todos los belenes del mundo y a miles de cuadros preciosos»17. Ha permitido que acompañemos, tantas veces, a la Sagrada Familia en Belén y en su vida cotidiana entre sus paisanos de Nazareth.

También nosotros nos detenemos hoy a considerar la perfección humana con que debemos realizar nuestro trabajo, aunque nos parezca que quizá no tiene mucha trascendencia. Las obras bien hechas permanecen y resulta fácil ofrecerlas a Dios, que las acogerá como un don. El trabajo realizado con poco esfuerzo, sin interés, sin cuidar lo pequeño, no merece ser humano, y no permanecerá ni delante de Dios, ni de los hombres. Examinemos hoy cómo llevamos a cabo lo que tenemos entre manos, lo que debemos ofrecer cada día al Señor.

II. En el Evangelio de San Lucas encontramos la doctrina fundamental del Señor sobre la humildad, la sinceridad, la pobreza, la penitencia, la aceptación de la cruz cada día, la necesidad de ser agradecidos... El gran amor que tenemos a Nuestra Señora nos mueve hoy a dar gracias a este Santo Evangelista que supo presentar la grandeza y hermosura de su alma con una exquisita delicadeza. Por eso, se le dio desde muy antiguo el título de pintor de la Virgen18, y de ahí se pasó más tarde a que se le atribuyera la autoría de algunas tallas y pinturas de Nuestra Señora. En cualquier caso, el Evangelio de San Lucas es fundamental para el conocimiento y la devoción a la Virgen, y ha servido de inspiración a una buena parte del arte cristiano. Ningún personaje de la historia evangélica fuera, naturalmente, de Jesús es descrito con tanto amor y admiración como Santa María. Nos enseña, inspirado por el Espíritu Santo, los dones y la fiel correspondencia de la Virgen Santísima: es la llena de gracia, el Señor está con ella; concibió por obra del Espíritu Santo, siendo Madre de Jesús sin dejar de ser Virgen; íntimamente unida al misterio redentor de la Cruz, será bendecida por todas las generaciones, pues el Todopoderoso hizo en Ella grandes cosas. Con razón una mujer del pueblo alabó entusiasmada y de forma muy expresiva a la Madre de Jesús19. De la misma forma nos enseña la fidelísima correspondencia de la Virgen: recibe con humildad el anuncio del Arcángel acerca de su dignidad de Madre de Dios; acepta rendidamente los planes divinos; se apresura a ayudar a los demás... Por dos veces20 nos muestra a Nuestra Señora que ponderaba estas cosas en su corazón... Son conocimientos que solo la Virgen pudo transmitir en momentos en que abrió su intimidad.

En ese camino de las cosas bien hechas, acabadas con perfección, pidámosle a San Lucas dar a conocer a los demás la devoción a la Virgen, la riqueza casi infinita de su alma, como él lo hizo. Especialmente, en este mes de octubre, procuremos propagar esa devoción del Santo Rosario, que tantas gracias nos obtiene del Cielo.

III. Honremos la memoria de San Lucas contemplando la atrayente y alentadora figura del Salvador que nos pone delante. Y pidámosle, al leer y meditar los Hechos de los Apóstoles el Evangelio del Espíritu Santo, como se le ha llamado-, la alegría y el espíritu apostólico de nuestros primeros hermanos en la fe que allí se refleja. Según una antigua costumbre cristiana, cuando alguien se encontraba en un apuro o en una duda abría al azar el Evangelio y leía el primer versículo encontrado. Muchas veces no se encontraba la respuesta adecuada, pero siempre se hallaba paz y serenidad; se había entrado en contacto con Jesús. Salía de Él una virtud que sanaba a todos21, comenta en cierta ocasión el Evangelista. Y esa virtud sigue saliendo de Jesús cada vez que entramos en contacto con Él. La obra de San Lucas, inspirada por Dios, nos enseña a mantener esa relación directa con el Señor, nos anima a acudir frecuentemente a su misericordia, a tratarle como al Amigo fiel que dio su vida por nosotros. A la vez, nos permite meternos de lleno en el misterio de Jesús, especialmente hoy, cuando tantas y tan confusas ideas circulan sobre el tema más trascendental para la Humanidad desde hace veinte siglos: Jesucristo, Hijo de Dios, piedra angular, fundamento de todo hombre. Ninguna lectura tiene la virtud de acercarnos tanto a Dios como la que está escrita bajo la misma inspiración divina. Por eso en el Santo Evangelio debemos aprender la ciencia suprema de Jesucristo22, como decía San Pablo a los Filipenses, «pues desconocer la Escritura es desconocer a Cristo»23.

El Evangelio debe ser el primer libro del cristiano porque nos es imprescindible conocer a Cristo; hemos de mirarlo y contemplarlo hasta conocer de memoria todos sus rasgos. «Al abrir el Santo Evangelio, piensa que lo que allí se narra obras y dichos de Cristo no solo has de saberlo, sino que has de vivirlo. Todo, cada punto relatado, se ha recogido, detalle a detalle, para que lo encarnes en las circunstancias concretas de tu existencia.

»-El Señor nos ha llamado a los católicos para que le sigamos de cerca y, en ese Texto Santo, encuentras la Vida de Jesús; pero, además, debes encontrar tu propia vida.

»Aprenderás a preguntar tú también, como el Apóstol, lleno de amor: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?...” ¡La Voluntad de Dios!, oyes en tu alma de modo terminante.

»Pues, toma el Evangelio a diario, y léelo y vívelo como norma concreta. Así han procedido los santos»24.

San Lucas, que tantas veces meditaría los hechos que relata, nos enseñará a amar, como lo hacían los primeros cristianos, el Santo Evangelio. En él encontraremos «el alimento del alma, la fuente límpida y perenne de la vida espiritual».

San Lucas Evangelista nació en Antioquía, en el seno de una familia pagana. Era médico, según muchos indicios. Se convirtió a la fe hacia el año 40, acompañó a San Pablo en su segundo viaje apostólico y estuvo a su lado en la última parte de la vida del Apóstol. Autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, es el Evangelista que mejor nos ha dado a conocer la infancia de Jesús y quien ha recogido algunas de las parábolas más conmovedoras de la misericordia divina.

Ant. 1. Los santos evangelistas se entregaron de lleno a indagar la sabiduría de sus predecesores y, con sus escritos, confirmaron las explicaciones de los profetas.

Salmo 62, 2-9

EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
Madruga por Dios todo el que rechaza las obras de las tinieblas.

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene

Ant. Los santos evangelistas se entregaron de lleno a indagar la sabiduría de sus predecesores y, con sus escritos, confirmaron las explicaciones de los profetas.

Ant. 2. Dios nos convocó por medio del mensaje de la salud, para darnos la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Cántico Dn 3, 57-88. 56

TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR
Alabad al Señor, sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. Dios nos convocó por medio del mensaje de la salud, para darnos la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Ant3. Muchos alabarán su inteligencia, su fama vivirá por generaciones.

Salmo 149

ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Los hijos de la Iglesia, nuevo pueblo de Dios, se alegran en su Rey, Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Ant. Muchos alabarán su inteligencia, su fama vivirá por generaciones.

LECTURA BREVE 1Co 15, l-2a. 3-4

Hermanos, os quiero traer a la memoria el mensaje evangélico que os prediqué; el que abrazasteis, el mismo en que os mantenéis firmes todavía y por el que estáis en camino de salvación. En primer lugar os comuniqué el mensaje que yo mismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, y fue sepultado; resucitó al tercer día y vive, según lo anunciaron también las Escrituras. 

RESPONSORIO BREVE

V. Proclamaron las alabanzas del Señor y su poder.
R. Proclamaron las alabanzas del Señor y su poder.

V. Y las maravillas que realizó.
R. Y su poder.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Proclamaron las alabanzas del Señor y su poder.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Al entregarnos su evangelio, san Lucas nos anunció a Cristo, el sol que nace de lo alto.

Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79

EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Al entregarnos su evangelio, san Lucas nos anunció a Cristo, el sol que nace de lo alto.

PRECES

Aclamemos a nuestro Salvador, que ha aniquilado la muerte, y ha hecho brillar la vida y la inmortalidad por el Evangelio, y supliquémosle, diciendo:
Confirma a tu Iglesia en la fe y la caridad.

Tú que por medio de doctores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.

Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.

Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.

Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. 

Señor Dios, que elegiste a san Lucas para que, con su predicación y sus escritos, revelara al mundo tu amor hacia los pobres, concede a quienes nos gloriamos de ser cristianos vivir unidos con un solo corazón y una sola alma y haz que todos los pueblos lleguen a contemplar a tu Salvador. Que vive y reina contigo.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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